El miedo después de un ataque cardíaco es real. Así podemos hacerle frente.

Por ÌÇÐÄVlog News

Julie Iacovelli selfie
Julie Iacovelli tenía solo 31 años cuando sufrió un ataque cardíaco. Hoy, vive con un monitor que le ayuda a controlar su ritmo cardíaco. Al regresar a casa desde el hospital, descubrió que incluso una respiración que no se sentía “normal” le provocaba ansiedad. La terapia, sin embargo, le ha ayudado a calmar esos miedos. (Cortesía de Julie Iacovelli)

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El ataque cardíaco de Julie Iacovelli aparentemente ocurrió de la nada.

Tenía 31 años, hacía ejercicio con regularidad y acababa de hacerse su revisión médica anual el día anterior. Cuando comenzó a sentir “una especie de náusea extraña” y otros síntomas una mañana de diciembre, pensó que era un ataque de ansiedad. Resultó ser una arteria coronaria completamente bloqueada. Después de que le insertaron tres stents para abrir la arteria y de pasar cuatro noches en el hospital, regresó a su hogar en Swedesboro, Nueva Jersey.

Su lucha apenas comenzaba.

“Mi cerebro no podía procesar lo que había pasado”, dijo Iacovelli. No podía dormir; la experiencia que había puesto en peligro su vida se repetía una y otra vez en su mente. “Estoy reviviéndola, reviviéndola, reviviéndola, y eso me causaba un ataque de ansiedad, porque me aterraba pensar que estuviera sucediendo otra vez”.

Cuando llegó enero, llamaba al 911 con regularidad, porque ella sentía cada punzada y cada dolor leve como una señal de otro ataque cardíaco.

“Todas las noches, miraba a mi novio y lloraba sin parar”, dijo Iacovelli. Se preguntaba a sí misma: “¿Cómo pudo sucederme esto? ¿Por qué me está pasando esto?”.

Aunque el ataque cardíaco de Iacovelli fue inusual, su lucha posterior con la salud mental no lo fue.

Los ataques cardíacos por lo general provocan el malestar psicológico en los sobrevivientes, según una de la ÌÇÐÄVlog publicado en septiembre en la . Hasta la mitad de las personas hospitalizadas por un ataque cardíaco informan ansiedad o trastorno por estrés postraumático. Hasta un tercio de los sobrevivientes sufre de depresión.

El Dr. Jeff Huffman, profesor de psiquiatría en la Facultad de Medicina de Harvard, en Boston, quien contribuyó a la redacción de la declaración, señala que el miedo que sigue a un ataque cardíaco es compresible.

“Para muchas personas, tener un ataque cardíaco es un evento médico repentino y abrupto, uno que quizás no vieron venir”, dijo él. Puede ser aterrador, y posteriormente, la gente puede pensar, “¿Quién dice que no voy a sufrir otro hoy, o mañana o pasado mañana?”.

Tal miedo, dijo Huffman, “es completamente normal”.

El vínculo entre un ataque cardíaco y la salud psicológica

Después de un ataque cardíaco, el estrés psicológico puede causar riesgos físicos.

La depresión después de un ataque cardíaco se asocia con un mayor riesgo de sufrir otro evento cardiovascular, dijo Huffman.

Un ataque cardíaco en sí mismo puede desatar una inflamación que puede inducir síntomas de tipo depresivo, como el retraimiento, la inactividad y el aislamiento social, según la declaración científica. A la vez, la depresión se asocia con la inflamación y la formación de coágulos sanguíneos, dijo Huffman.

Es importante destacar, dijo él, que la depresión también puede dificultar el comportamiento saludable.

“Si sufriste un ataque cardíaco, tus médicos y tu equipo médico muy bien podrían pedirte que realices muchos cambios realmente importantes en tu vida”, dijo Huffman. Las personas que se deprimen tienen menos probabilidad de hacer cambios en su dieta, dejar de fumar o ser más activas.

“Y eso, obviamente, tiene implicaciones reales sobre la probabilidad de que se recuperen bien, y sobre la probabilidad de que tengan otro evento cardiovascular”, dijo él.

Cómo controlar el miedo después de un ataque cardíaco

La preocupación después de un ataque cardíaco es normal, dijo Huffman. Pero si esto impide que alguien haga aquellas cosas que le ayudarían a recuperarse, “eso es realmente una señal de alarma e indica que ha llegado el momento de buscar ayuda”.

Entre las cosas que Huffman dijo que pueden ayudar:

  • La rehabilitación cardíaca, un programa con supervisión médica que incluye ejercicios, consejería y entrenamiento, y que conecta a los sobrevivientes con un equipo cuyo trabajo es ayudar a las personas a recuperarse de eventos cardíacos, dijo Huffman. “Ellos son verdaderos expertos”.

Pueden supervisar un regreso seguro a la actividad física, dijo él, y realizan evaluaciones de salud mental.

El entorno de la rehabilitación también permite que los sobrevivientes vean a otras personas que comparten su experiencia.

“Verás que no eres la única persona con cierto grado de incertidumbre”, dijo Huffman. “Verás que no eres la única persona que todavía está tratando de volver a confiar en su corazón. Y el simple hecho de tener esa experiencia de conocer y trabajar con otras personas que están en la misma situación que tú, o en situaciones similares, puede ser extremadamente tranquilizador”.

  • Haz preguntas específicas.

Habla con tu equipo médico acerca de qué es y qué no es seguro, dijo Huffman. “Realmente insísteles mucho en eso para que puedas tener tranquilidad”. De esa forma, si comienzas a preocuparte por una actividad, puedes “hablarte un poco a ti mismo y recordarte: ‘Mi cardiólogo dijo que esto estaba bien’”.

  • Terapia o medicamentos.

Si los otros pasos no ayudan, habla con tu médico primario sobre una remisión a un experto en salud mental, dijo Huffman. La terapia cognitivo-conductual puede ayudar a las personas a distinguir entre las preocupaciones realistas y los temores irracionales, dijo él. “Y a veces los medicamentos para tratar un trastorno de salud mental pueden marcar una gran diferencia en la capacidad de las personas para sentirse lo suficientemente cómodas como para volver a sus vidas”.

Lo que funcionó para una sobreviviente

Muchos de esos elementos formaron parte de la recuperación de Iacovelli.

Los médicos sospechan que su ataque cardíaco fue causado por una disección espontánea de la arteria coronaria, o DEAC, un desgarro en la pared de una arteria.

Sus síntomas comenzaron en el desayuno e incluyeron náuseas, debilidad y mareos. Su brazo izquierdo se sentía “como si pesara mil libras”.

Después de que Iacovelli regresó a casa, un desencadenante simple como una respiración que no pareció ser correcta o una sensación de hormigueo en su mano podía hacer que su ansiedad se disparara.

“Me encontraba en un lugar muy pero que muy malo”, dijo ella. “Mi sofá y yo nos estábamos fusionando”.

La rehabilitación cardíaca ayudó mucho. “El hecho de obligarme a salir de la casa bajo un estado tan depresivo fue algo inmenso”, dijo ella. “Estar conectada a los monitores y ser observada activamente” mientras hacía ejercicio alivió sus temores.

El apoyo de las enfermeras la hizo sentir menos sola. También le ayudó ver a otras personas en su misma situación. “Cuando vas a la rehabilitación cardíaca, estás rodeada de personas que quizás no están lidiando exactamente con lo mismo que tú, pero sí con algo muy parecido”.

Iacovelli continuó viendo a un terapeuta que la había ayudado con su ansiedad anteriormente. “Hemos estado incorporando mucha conexión a tierra y conciencia plena”, dijo ella.

Un antidepresivo recetado también la ayudó.

Y ella habla sobre lo que le pasó “tanto como puedo”. Será reconocida durante un evento de Go Red for Women este mes en Cinnaminson, Nueva Jersey.

Todavía tiene sus altas y sus bajas. “Tengo más días buenos que días malos, pero, cuando llegan esos días malos, llegan como si nunca se hubieran ido”.

Pero el apoyo de su novio, Jerrett Clark, la ha ayudado a superar sus momentos más difíciles.

Julie Iacovelli at Heart Walk
Julie Iacovelli afirma que habla de su ataque cardíaco y su salud mental "todo lo que puede". (Cortesía de Haley Minix)

Enfoque en la fortaleza

Los cuidadores pueden desempeñar un papel importante en ayudar a un sobreviviente a enfocarse en sus fortalezas, dijo Huffman. Pueden ayudar a los sobrevivientes a recordar cómo atravesaron otros tiempos difíciles, “o como han logrado algo realmente increíble”, y los rasgos que usaron: perseverancia, optimismo, gratitud o alguna otra cosa.

“Creo que ayudar a las personas no solo a evitar el miedo o a evitar la negatividad, sino también a recordar que tienen fortalezas y resiliencia reales… puede sentirse realmente bien y puede ayudar a las personas a recuperarse más rápidamente”, dijo Huffman.